~Una grata aventura [XV]

por **ValSmile** Jue Oct 31, 2013 9:28 pm

Me alejé de todos. No quise esperar más, ni a Kyle, ni a Sofi, ni a Zunder. Así que me fui caminando, siempre adelante pisando las ramas que habían en el piso, un piso donde no era habitado por nadie. Porque los nómadas habían dejado nuestra tierra hace cien años, cuando la Nación del Fuego los eliminó por completo. Era terrible pensar que una civilización tan pacífica haya terminado de esa manera. Veía siempre a mi alrededor, árboles que se mantenían vivos a pesar de todo. Animales extraños como sapos que sólo habitaban para poder sobrevivir a un mundo donde la guerra era el motor que asustaba a la gente. Pero a pesar de todo ellos siguen acá disfrutando de la vida y de los ratos pacíficos que volaban a nuestro alrededor.
Así seguí caminado, atravesando arboles tras arboles y no hallaba por ningún lado el templo del aire. Esto parecía cada vez más sector del Reino Tierra. Y así fui siguiendo mi paso sin detenerme, pero la tierra se volvía más frágil, a cada paso que daba la tierra cada vez mas era blanda, pero fue cuando pise un montón de hojas que caí de pronto. Caí a un agujero que me llevó muy abajo de donde estaba. En momentos así un maestro tierra podría amortiguar mi caída.
Caí secamente, lastimándome un poco el brazo izquierdo. El golpe fue duro pero pude soportarlo. Aunque no pude evitar hacer un mueca de dolor en mi rostro. Me levanté como pude dando unos quejidos de dolor y además de eso mi ropa quedó toda llena de polvo. Por suerte que pude sacar agua para calmar el dolor de mi brazo con el poder de la sanación. Cerré mis ojos y di un respiro aliviada. Y así seguí caminando mientras iba sanando mi brazo. Era un lugar extraño y todo estaba muy oscuro, muy sombrío y ruidos extraños rondaban el lugar, pero no me encontraba asustada, más bien llamaba más mi atención. Seguí recorriendo con la mirada todo espacio por donde caminaba. Luego de unos instantes me senté y guardé el agua en mi cantimplora. Mi brazo se encontraba mucho mejor y eso me saco una sonrisa en mi rostro. Ser curandera, de todos modos me gustaba y era un don que debía respetar y amarlo tal y como los demás. Luego bebí agua, ya que de tanto caminar la sed me estaba consumiendo. Y fue en ese momento que sentí que en mi bolso algo se movía. Vi una cola que salía de ella. El susto fue grande que atiné a sacarme el bolso y dejarlo tirado en donde estaba sentada. Me levanté pero me fui acercando de a poco y con una de mis manos comencé a tocar el bolso. Y luego retrocedí para evitar más la sorpresa, pero fue cuando de allí salió una criatura que sólo tenía entre sus manos uno de mis panes que traía para el viaje. Me quedé observándolo con la boca abierta. Era un animalito realmente hermoso. El me vio y se alejo por un momento.

Val: ¡AH! espera *salí persiguiéndolo*

Agarré mi bolso y salí en busca de aquel animal, me parecía haberlo visto alguna vez en algún lado, pero no recuerdo bien en donde. A medida que iba tras él, me introducía en otros lugares más llenos de escombros y pasadizos. El suelo, que parecía ser firme estaba lleno de tierra, polvo y telas de araña, como si hubiese sido abandonado hace mucho tiempo. Aún no me calzaba - un momento - pensé - quizás éste sea el templo de los nómadas -
Seguí avanzando, sacando escombros, subiendo y bajando por rocas que habían en el suelo.

Val: *seguía caminando sin parar por los desniveles del lugar* Hey ya detente, ¿a dónde vas? *pregunté ya resignada con ganas de sentarme y poder comer algo*

De pronto unas escaleras estaban enfrente mío, agaché mis hombros y decidí subirlas, ya me estaba hartando de todo esto. Para mi mala suerte pisé mal un escalón y volví a caer esta vez golpeándome las rodillas.

Val: *con desesperación* YAAAA!!! me estoy hartando!!! *dije con un puchero en mi boca*

Me levanté a duras penas y seguí subiendo, ya ni siquiera me limpié. Pero un pequeño rayo de luz se aproximaba a mis ojos, y por fin pude llegar y ver la claridad. Habíamos salido de aquel lugar y lo primero que veo es una fuente de agua en medio de todo el espacio. Y de frente había un paisaje extraño. Me acerqué a la orilla y pude entender. El templo del aire se encontraba bajo los cerros por donde estaba caminando anteriormente. Esto era realmente maravilloso y todo esto estaba abandonado, de una sonrisa pasé a una gran pena.
Cuando giré a mi izquierda pude notar un gran monumento, caminé para estar de frente a ella y ahí se encontraba un antiguo avatar. La estatua de la Avatar Yang Cheng. Todo ese momento espiritual y de paz que me entregaba ver aquella estatua y el lugar fue interrumpido por el rugido de mi estómago que me pedía comida urgente. Me senté en el suelo sin importar lo demás y comencé a buscar si quedaba algo de pan o si es que aquel animalito se lo llevo todo. Con una gran sonrisa vi que aún quedaba uno. Sentí su sabroso olor y comencé a comer. Y aquel animal otra vez volvió a mi lado llevando en sus manos unos insectos que se los comió magistralmente.

Val: Oye me hubieras guardado algo más de mi comida *dije con envidia de que él podía comer lo que sea mientras que un humano era más exquisito*

Sin querer acaricie la cabeza de aquel animal, recordando por fin donde lo había visto antes. En los libros de la biblioteca que había en el polo norte, había uno donde mostraban la flora y fauna de los Nómadas Aire. En el hacían menciones que ellos habitaban con bisontes voladores - que ganas de poder haber conocido uno - y los Lémures Voladores.

Val: *dije casi gritando de alegría* ¡¡¡ERES UN LÉMUR!!!

El animal voló de pronto y se acomodó en mi hombro mientras se limpiaba una de sus patas. No dejaba de sonreír al ver uno y estando a mi lado, comencé nuevamente a hacerle cariño. De pronto me percaté que se hacía tarde. Miré hacia el cielo y ya estaba oscureciendo.

Val: *parándome y tomando al lémur en mis brazos* Ay no, se me hizo tarde.... pero ni siquiera alcancé a conocer más del lugar. ¿Qué hago? *dije mirando al animalito como si quisiera que me respondiera*

De pronto volvió a volar aquel animal y se dirigió hacia dentro del templo. Lo seguí, ya que no tenía nada que perder. Ahora el lugar era completamente distinto, ya que no eran pasadizos secretos o túneles raros, era todo más amplio y con luz natural. Habían dormitorios vacios y habitaciones.

Val: Vaya, así que estas eran sus habitaciones, se ven lindas y amplias, pero no me puedo quedar *le dije mirándolo con tristeza* debo volver con mis amigos.

El lémur inclinó su cabecita e hizo un particular sonido. No quería dejarlo solo, en tan solo unos minutos me encariñe con él.

Val: ¿qué tal si vienes conmigo? *le dije estirando algo mis brazos y con una sonrisa en mi rostro. Pero luego me crucé de brazos* Ah pero, quizás te guste más el ambiente de los nómadas, que es tranquilo y acogedor.

Comencé a caminar y el animal me seguía, lo miré y solo le regalaba mi más grata sonrisa. Ahora era tiempo de buscar una posible salida de aquí y volver al barco donde estaban los demás. ¿Cómo subo? Ni idea y ¿Si vuelvo por donde llegué? No, mala idea. Habían unas cuantas ramas que colgaban de los techos del templo. ¿Serán firmes? Me acerqué a una de ellas y probé mi peso - sin dejar de tocar el suelo por supuesto - para probar si eran realmente resistentes. Bien, no se rompían. Miré hacia arriba y di un gran suspiro.

Val: *mirando al Lémur* En momentos como este me gustaría ser un nómada aire o tener alas para volar.

Comencé a subir, a duras penas, nunca fui buena en esto y si supiera mejores técnicas de agua control las usaría para poder elevarme hasta arriba del templo. Sacando fuerzas de no sé donde, seguí subiendo, como podía. Y así al fin y agotada llegué arriba. Cuando por fin toque el suelo caí rendida, ni siquiera podía levantarme.

Val: *acostada boca abajo al suelo* Debo entrenar más ... muero!!!

El Lémur seguía a mi lado y me lengüeteaba el rostro, algo que me causó mucha gracia. El sol definitivamente se estaba yendo y ahora debía emprender quizás una larga caminata hacia el barco. Al menos no iba sola, iba en compañía de este tierno animalito. Y así cuando logré ponerme de pie me fui pensando en que nombre podría ponerle.