Habitación real de la Princesa

De vuelta en el palacio, Azula caminaba lentamente por los pasillos ricamente decorados, traspasaba una a una las habitaciones principales, con su cabeza en alto sin mirar a los soldados que estaban custodiando los diferentes accesos, vio una gran cantidad dispuesta fuera del salón del trono, seguramente su padre estaba reunido con sus generales de confianza, se detuvo frente a una gran puerta, entro en una habitación escasamente iluminada y se acerco a la ventana.

Aun no logro que mis técnicas sean perfectas, debo ser perfecta

En su mente aun resonaban las palabras de las maestras gemelas:

Si no logras la completa perfección, no lograrás la grandeza.


Grandeza, ese es mi objetivo, debo encontrar a mi hermano y tío, para que mi padre se sienta orgulloso de mi

En ese momento los ojos de Azula se posaron en un cuadro que había al final de su habitación, parecía que aquellos ojos que le devolvían la mirada en esa antigua pintura estuvieran tristes, a punto de llorar. No pudo evitar conmoverse ante aquella imagen, que a pesar de haberlo deseado cientos de veces era incapaz de destruir.

Nunca seré perfecta antes tus ojos, siempre me haz visto y seguirás viendo como un monstruo, haga lo que haga, pues bien...seré el monstruo que todos esperan que sea

Azula volteo su mirada nuevamente hacia la ventana, mientras el sol se perdía en el horizonte.