Una nueva misión

Ir a dormir cuando se esta en medio de un trabajo nunca es fácil; y mucho menos despertar, pues toda la responsabilidad que yacía en tus hombros antes de soñar vuelve a caer, y tienes que seguir con la angustia de todavía no saber cuando podrás terminarlo.

Desperté en el pequeño hostal de la zona comercial. Fui directo a remojarme la cara, para despertar un poco los nervios. Mi mirada apuntaba hacia piso. Sabía que sería un día largo, y si la voluntad no estaba presente, también sería un día difícil. Di un pequeño vistazo a la habitación. Tenía un vista deprimente, pero cumplía su función (y era todo lo que podía permitirme por el momento). Salí afuera, tratando de pensar de que sea cuál sea el objetivo, no se me escaparía de mis manos.

Está es la primera misión, desde hace mucho tiempo, que trató de completar sin Nyla. Algunos días atrás, un príncipe de la Nación del Fuego y su gordo y horrible abuelo (o tío - no le dí mucha importancia) estaban en busca de un joven monje, un maestro aire (aparentemente el Avatar) cuyo paradero resultó ser la abadía. Iba acompañado de un bisonte gigante y de dos muchachos de alguna de las tribu agua. Uno de esos muchachos, una joven maestra agua, para ser precisa, nos tendió una pequeña trampa.

Usando sus poderes de maestra movilizó una gran cantidad de litros de aguas con esencia y perfumes, arrojándolos encima de mi querida shirshu, causando que su capacidad de ver a través del olor fuese alterada. Confundida, Nyla nos atacó a mí y al príncipe, paralizándonos con sus toxinas por media hora, antes de que pudiera volver a moverme. Les dí una pequeña e informal despedida y mis últimos clientes, no sin antes mostrar, por supuesto, que sí algo le pasaba a Nyla tendrían que pagar más que solo el peso en oro del anciano.

Afortunadamente, encontré a Nyla vagando por los bosques, aún aturdida. Me tomó cierto tiempo que me reconociera sin que me paralizada nuevamente, pero finalmente pude domarla, y seguí nuevamente. ¿Próximo destino? Mi taberna favorita, en la costa oeste del Reino Tierra, dentro de la Zona Comercial. Allí podría pasar unos momentos de tranquilidad, en un ambiente bastante... "inadecuado" para gente de clase alta, pero perfecto para mí. Allí podría jugar algunas pulseadas, derrotar a el mismo tipo de parroquiano incompetente que solo juzga a un libro por su portada (y que quede claro, mi portada es una que no se debe malinterpretar). Además no solo sirven unos deliciosos tés que varían desde unas gotas de jazmín hasta el sabor puro de la manzanilla, también es donde se junta la clientela. Y entre esa clientela, resaltó un hombre en particular.

Mi cliente quiere que encuentre a una persona muy importante para él. Mi shirshu todavía sigue algo desconcertada, así que me toca empezar la búsqueda a la antigua. Tendré que poner a prueba las habilidades que heredé de mi padre. Por supuesto, esos momentos de tranquilidad ya terminaron, y me corresponde el siguiente trabajo para subsistir. Tal vez (y espero), esta misión no sea tan aburrida después de todo...